Un grupo de niños pequeños hizo un descubrimiento perturbador cuando se encontraron con un refrigerador abandonado en la calle. Un cartel que decía “No abrir” despertó su curiosidad.
Ignorando la advertencia, los niños se pusieron mascarillas de seguridad y tomaron un destornillador eléctrico para desmontar el refrigerador. Sin embargo, tan pronto como abrieron la puerta, se arrepintieron al instante de sus acciones.
Dentro, encontraron “botellas llenas de orina y basura” que habían sido desechadas hace siete años de un edificio cercano.
El descubrimiento fue una dura lección sobre cómo la curiosidad puede salir mal, recordando a los demás que es importante prestar atención a las advertencias.
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